Una mirada que se encontró por casualidad. Un suspiro que dice todo lo que no pueden decir los labios. Una respuesta que responde a todas nuestras preguntas. Un porqué que no necesita más motivos. Un segundo que infravalora el tiempo. Un amor...
Ése sentimiento que supera todo lo vivido y le da sentido a lo más incoherente conocido jamás. Poder reír en todo momento de pura felicidad. Tocar el cielo con las manos de la ilusión. Robar un instante para invertirlo en dulces momentos. Creer que saldrá aunque la lógica diga lo contrario. Querer que así sea, porque lo necesitamos. Abandonarte a un sueño soñado demasiadas veces, que ahora te promete un mundo nuevo y único. Efímero y a la vez eterno. El retorno de una vida que dejamos apartada un segundo en el camino. La nuestra. La que se escapa cada día y la que revive cada noche. La que tenemos que vivir...
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