Y hoy me río de mí misma y de mis vanos intentos por conseguir algo que sé que no puedo obtener. Y miro por la ventana buscando sentido a mis palabras. Y lloro porque me apetece. Y escribo porque lo necesito, y esta inerte pantalla que consigue lo que se propone y entiende lo que quiero decir. Y frías sensaciones para este deseo tan real.
Paredes que guardan momentos y que recuerdan lo que nadie. Lágrimas y risas derramadas por todas partes, que sientes con sólo entrar. Y ése abrazo que siempre tiene para darme, ése que nadie sabe ofrecer. Y sueños de papel recogidos en estanterias, sol que aparece por una pequeña esquina, y que alumbra mi rostro. Y un mundo pequeño que sabe lo que quiero y me lo regala sin más, sin tener que dar nada a cambio, sin promesas ni dolorosos sentimientos. Sólo el momento y el saber que tengo un sitio dónde esconderme.
Cantando a pleno pulmón y viviendo cómo si nada. Lujuria descarada que se adueña de nosotros y nos lleva a enloquecer. Perfecto y sencillo, nada qué pedir y nada qué añorar. Todo sin remedio y nada qué obtener. Búscame allí, dónde mis sueños se esconden por todos los rincones y mis lágrimas debajo de la almohada.
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