Nos sobran tantas miradas y palabras que ninguno sabe qué es lo que tiene que hacer. La gente anda perdida buscando un motivo por el que gritar, por el que sufrir, por el que seguir vivo. Dejamos caer un día detrás de otro pensando que pasará.
Las nubes siguen su lento caminar mientras las observamos creyendo que siempre estaran ahí, hasta que desaparecen, olvidándose por completo.
Y un minuto detrás de otro. Un beso robado o un llanto silencioso. Personas que no saben cómo escapar de la cárcel que ellos mismos crearon.
Las nubes siguen su lento caminar mientras las observamos creyendo que siempre estaran ahí, hasta que desaparecen, olvidándose por completo.
Y un minuto detrás de otro. Un beso robado o un llanto silencioso. Personas que no saben cómo escapar de la cárcel que ellos mismos crearon.
Acciones enfermizas que no tienen lógica pero que hacemos sin pensar creyendo que todo saldrá tal y cómo tiene que salir, cuando todos sabemos que no es verdad. No me pidáis que sea sincera porque no sé. No sé nada de esto, nadie me dijo cómo tenía que actuar en cada momento de mi vida, lo hice sin querer, porque algo me decía que tenía que hacerlo, porque desde aquí todo es un pelín más fácil, y lo difícil siempre cuesta más.
Mis deseos se mezclan con mi razón haciendo una maraña de contradicciones que me llevan a delirar en la más dulce de las enfermedades. La locura.
Yo tampoco sé vivir, sólo estoy improvisando...
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