Luces al fondo de una calle cualquiera. Parques llenos de gente. Y tú, apareciendo de un lugar robado de algún mapa, haciendome olvidar y sentir al mismo tiempo. Tan fácil, que escapa a mi razón. El tiempo se desvanece y el mundo se para un segundo, y nos deja contemplar todo lo que nos puede regalar. Todo lo que creímos perdido o simplemente inexistente, el poder de nuestras palabras.
Busqué un corazón de piedra por toda esta ciudad, busqué el encontrar mil formas de sobrevivir, busqué el sentir sin darme cuenta, y me perdí. Puertas llenas de errores, miles de ellas, y fui a abrir ésta. La que llegaba a tu corazón, la que arrastraba al mío.
Y, de momento, lo sentí. Era esto, era lo que buscaba desesperadamente, eres lo que buscaba. Nadie supo hacerme ver las cosas de tantas formas diferentes, y todas tan especiales. Nadie consiguió dejarme ser, nadie vio lo que escondía.
Me pregunto... cómo se llegará hasta aquí, cómo pasé de no tener nada qué decir a querer decirtelo todo. Cruzaste la línea que separaba al resto de la gente de mí, y espero que no quieras volver.
Y regalarte mi tiempo, sólo para ti.
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