miércoles, 28 de abril de 2010

Lágrimas de cristal


Un nudo en la garganta. Lágrimas que luchan por caer en medio de la penumbra de una oscura habitación. Triste. Desconsolada. Pequeña estúpida que creyó en la historia que se montó la vida, para después romperla como un fino vaso de cristal. Mil pedazos. Esparcidos por el viento buscando un sitio en el que derramarse, sin encontrarlo. Brazos que suplican atención. Dolor. Cruel, punzante, vano. Real como la peor de las pesadillas.

Seré una pequeña parte de mi interior y olvidaré todo lo demás. La odio. Esa persona que aparece en el espejo y que me obliga a agachar la cabeza. Impotencia guardada durante demasiao tiempo debajo de cada poro de mi piel. Que necesita salir, respirar.

Olvídalo. Todo. Grita. Fuerte, muy fuerte. Esa voz de tu interior debe vencerse, cómo sea. Ese interior hecho añicos que necesita dejar de pensar para seguir adelante. Para mirar a otro lado y dejar de recordar. Dejar de sentir, de sufrir. Sentimientos embotellados. Desconcierto y deseo mezclados con descaro. Eh, tú.

Cruzaré los dedos.




Soledad. Fría, cruel, mentirosa, crédula y fascinante. Cómo todo. Cómo nada. Sólo tú me traíste hasta aquí. Sólo tú me sacas de aquí. Una y otra vez. Siempre.

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