Miro hacia fuera. Allí. Veo como pasa el tiempo, sin saberlo. Qué nos importa el saber que nuestros suspiros no llegan a ninguna parte. Saber que cada palabra que recuerda quiénes somos, no tiene el menor sentido. Errores que cometimos. Que nos hicieron volver a pensar las cosas y olvidarlas al minuto.
¿Dónde se esconde toda esa valentía que yo guardé? Prometí no volver a caer. Lo prometí. Por mí. Y vuelvo a estar aquí, presa de mis emociones cómo la primera vez. Como todas las veces. Sin querer, sin a penas haberlo pensado. Y añoro todos los momentos que pasaron, sólo por no poder volver a vivirlos. Y recojo mi amor para otra ocasión. Cuando no duela. Cuando tu mirada me diga lo mismo que grita mi corazón. No confío en el amor. El amor no confía en mí. Una oportunidad, o ninguna. Sólo un segundo. Un instante de cristal que guardar en un cajón olvidado. Lo sé. Es así de complicado. Pero, es distinto. Decisiones que huyen de mi entendimiento. Mi dolor lo hace por mí. Tal vez mi orgullo. Olvidar no es fácil. Escaparé antes de que sea demasiado tarde para pararme a pensar sin sufrir, sin sentirlo. Labios sellados, para no gritar un te quiero.
Sólo logré rozar tu felicidad...
Un dulce sentimiento, que se mezcla con el olvido para adueñarse de todo lo que creí mío. Lo que ahora, simplemente, perdí.
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